Todo lo sólido se desvanece en el aire: La fugacidad del mundo digital
Aplicando la teoría de Marshall Berman al contexto digital y tecnológico.
En Todo lo sólido se desvanece en el aire, Marshall Berman analiza cómo la modernidad, con su avance tecnológico y social, ha generado un mundo en constante transformación. En el siglo XXI, esta volatilidad se ha trasladado al ámbito digital, donde la información, los sistemas y las estructuras que parecían inamovibles se disuelven con una rapidez sin precedentes.
La digitalización y la efimeralidad del presente
La promesa de la tecnología digital fue, en sus inicios, la de un archivo eterno. Con la capacidad de almacenar datos en la nube, de compartir información al instante y de crear réplicas infinitas de un archivo, se pensó que lo digital garantizaría la permanencia. Sin embargo, lo que hemos presenciado es lo contrario:
- Plataformas que desaparecen: Desde MySpace hasta Google+, muchos espacios digitales que parecían fundamentales han sido eliminados o han cambiado radicalmente, dejando en el limbo los datos y comunidades que albergaban.
- Obsolescencia programada de software y hardware: Los dispositivos y programas se vuelven obsoletos cada vez más rápido. Lo que hoy es un estándar, mañana es irrelevante.
- El contenido efímero como norma: Historias de Instagram, TikTok y otros formatos digitales se basan en la idea de lo fugaz, del consumo inmediato y la desaparición programada.
En este sentido, lo digital no ha sido un refugio de permanencia, sino el escenario perfecto para la aceleración y el olvido.
El usuario como espectro de la modernidad
En la obra de Berman, la figura del ciudadano moderno es la de alguien que se mueve entre ruinas y reconstrucciones constantes. En el ámbito digital, el usuario experimenta algo similar:
- Navega en un mar de plataformas en cambio perpetuo.
- Adapta su identidad en función de los algoritmos y tendencias.
- Pierde el control sobre su información personal, que queda atrapada en bases de datos inaccesibles.
Este usuario moderno-digital no es dueño de su territorio; está a merced de sistemas que cambian sin previo aviso, de corporaciones que desaparecen sus cuentas y de una infraestructura que, aunque intangible, puede colapsar en cualquier momento.
La ilusión de la permanencia y la resistencia digital
A pesar de la fragilidad de lo digital, hay esfuerzos por contrarrestar su volatilidad. La descentralización con blockchain, el movimiento de preservación digital y la insistencia en los archivos abiertos son intentos por mantener un registro de la historia en un mundo que tiende a borrarla.
Pero, como advertía Berman, la modernidad nunca es estática. La lucha por la permanencia en lo digital es solo otro episodio de la tensión entre lo sólido y lo etéreo, entre la construcción y la desaparición.